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Deseo

Deseo

La suave superficie de la porcelana
se me antoja,
blanca y suave,
como tu piel.
Mi pequeño amigo
ya no se abriga en las faldas de la montaña
donde la sangre y la presión
respondían a veces.
Hoy, cuando la autoestimulación
es la única salida,
recuerdo que hubo una época
en que también fue así,
y al final no es tan malo.
¿A quién intento engañar?
Mi mente pornográfica
urde absurdas tramas,
atajos al orgasmo
y al sentimiento de culpa.
Sustitutivos de la realidad
que no llegan a ser ni
un insaturado retrato
del sudor, de la saliva, de los fluidos.
Del contacto de carne con carne.
Poros de la piel como pequeños oteros
desde donde se observa
el amor palpable,
tangible y mordible.

..

Esperio, luz hermosa
de Venus la rosada,
que los tiernos deseos
y enamoradas ansias
benigna satisfaces,
tú conduces a casa
el delicioso fruto
que las almas encanta,
el manchado rebaño
de las ligeras Cabras,
y con su dulce madre
la niña que las guarda.

Safo de Lesbos

 

COMO UNA FLOR BAJO LA LLUVIA

 

Me corté la uña del dedo

 

del medio

 

de la mano derecha

 

bien corta

 

y empecé a sobarle el coño

 

mientras ella estaba sentada en la cama

 

poniéndose crema en los brazos

 

la cara

 

y los pechos

 

después de bañarse.

 

entonces encendió un cigarrillo: "tú sigue",

 

y fumó y continuó poniéndose

 

crema.

 

yo continué sobándole el coño.

 

"¿quieres una manzana?", le pregunté.

 

"bueno", dijo, "¿tú vas a comer una?"

 

pero fue a ella a quien comí...

 

empezó a girar

 

después se puso de lado,

 

se estaba humedeciendo y abriendo

 

como una flor bajo la lluvia.

 

después se puso boca abajo

 

y su hermosísimo culo

 

se alzó ante mí

 

y metí la mano por debajo

 

hasta el coño otra vez.

 

estiró un brazo y me cogió

 

la polla, giró y se volvió,

 

me monté encima

 

hundía la cara en la mata

 

de pelo rojo

 

derramada alrededor de su cabeza

 

y mi polla tiesa entró

 

en el milagro.

 

más tarde bromeamos sobre la crema

 

y el cigarrillo y la manzana.

 

después salí a la calle y compré pollo

 

y gambas y patatas fritas y bollitos

 

y puré y salsa y

 

ensalada de col, y comimos, ella me dijo

 

lo bien que lo había pasado y yo le dije

 

lo bien que lo había pasado y nos comimos

 

el pollo y las gambas y las

 

patatas fritas y los bollitos y el

 

puré y la salsa y

 

hasta la ensalada de col.

 

 

(Tomado de "Bukowski. 20 poemas" . Editorial Mondadori)

 

 

¿Se puede decir mejor?

¿Se puede decir mejor?

Un momento estoy solo: tú allá abajo
te ajetreas en torno de mi cosa,
delicada y voraz, dulce y fogosa,
embebida en tu trémulo trabajo.
Toda fervor y beso y agasajo
toda salivas suaves y jugosa
calentura carnal, abres la rosa
de los vientos de vértigo en que viajo.
Mas la brecha entre el goce y la demencia,
a medida que apuras la cadencia,
intolerablemente me disloca,
y al fin me rompe, y soy ya puro embate,
y un yo sin mí ya tuyo a ciegas late
gestándose la noche de tu boca.

Tomás Segovia

Dibujo: Lily Grenier haciendo una felación a Touluose-Lautrec, 1888
Autor: Toulouse Lautrec

Caso 57. Ninfomanía

Caso 57. Ninfomanía

La señora V, adicta a los hombres desde su juventud. Antecedentes familiares normales. Mujer de gran cultura, de buen carácter, muy modesta, que se ruborizaba con facilidad, si bien siempre fue el terror de la familia. Cuando se encontraba sola con un hombre, sin que le importase si era niño o anciano, si guapo o feo, lo desnudaba y lo instaba a satisfacer su lujuria con vehemencia.
Recurrió al matrimonio como una cura. Aunque amaba mucho a su marido, no era capaz de controlarse cuando estaba sola con cualquier hombre, ya fuera un pupilo o un trabajador dé la casa, y les exigía que copulasen con ella.
Nada logró curarla de dicho trastorno. Incluso cuando era una abuela seguía siendo una ninfómana. Una vez trató de violar a un niño de doce años que se llevó a su alcoba. Éste logró escapar y su hermano le dio a ella una soberana paliza. Pero todo fue en vano.
Cuando la enviaron a un convento fue un modelo de buena conducta y no cometió ninguna indiscreción. Pero cuando regresó a su casa, reanudó sus prácticas perversas. La familia la envió lejos, con una pequeña asignación económica. Ella trabajó duro para ganar el dinero que necesitaba para «comprar amantes».A1 ver a la pulcra y apuesta matrona de sesenta y cinco años de edad, con sus maneras modestas y una disposición de lo más amable, nadie hubiera podido sospechar cuán atrevidamente necesitada estaba aún en su vida sexual.
Por fin fue enviada a un manicomio, donde vivió hasta mayo de 1858, cuando murió a los setenta y tres años de una apoplejía cerebral. Su comportamiento en el manicomio, cuando estaba bajo vigilancia, fue irreprochable; pero si se descuidaban un instante utilizaba cada oportunidad como en sus viejos tiempos, incluso pocos días antes de su muerte. No se detectaron en ella otros signos de anomalía mental.

Psicopatía sexuales
Richard von Krafft-Ebing

Ahueco aún más la espalda y levanto la cabeza para oponer resistencia a la pelvis de Jacques, que me golpea con más ímpetu el culo. En esa ladera del montículo sobre el cual estamos, la maleza ha suplantado a la viña. Cuando el coño se me ha puesto profundamente sensible, no tengo más remedio que bajar los párpados y, a través de las pestañas, entreveo a la derecha el pueblo de Latour-de-France. Conservo la facultad de decirme: «Ahí está Latour-de-France», y de advertir una vez más su situación pintoresca sobre un altozano en medio del valle. El paisaje se ensancha. Conozco el momento en que mi placer ya no aumentará (cuando he tenido bastante, como se suele decir, sea cual sea la intensidad) y dejo correrse a Jacques, cuyas embestidas son ahora más espaciadas, hasta las tres o cuatro sacudidas del orgasmo, mientras me abandono a otro placer creciente: libre, circula y se apega al contorno de cada colina, las distingue unas de otras, y se deja cautivar por la magia de la tinta de las montañas en segundo plano. Amo tanto este paisaje móvil que se revela por paneles que caen pesadamente unos ante de otros, y me hace feliz allí, simultáneamente, verme inundada y rebosante del esperma que brota en alguna parte del fondo de mi vientre.

La vida sexual de Catherine M.
Catherine Millet

New York in your mind

New York in your mind

Foto de Richard Kern

Welcome to the sexy hell

Welcome to the sexy hell

Here are the lustful paradise